Epopeya Filosófica, XXVIII. VERSOS, III. © jmm caminero.
Epopeya Filosófica, XXVIII. VERSOS, III[1]. © jmm caminero.
III, 1.
No engaño
Busco gloria terrena
Con palabra metáforas ideas
Versos.
III, 2.
No deseo confrontaciones
De ningún color
De ninguna forma
De ninguna manera
No deseo peleas dialécticas
Solo deseo mirar una flor en silencio
Solo deseo observar una silla, callado.
III, 3.
No sirvo para nada
Ni poeta, ni escritor, ni pensador, ni artista pintor
Nada de lo que surge de mis labios manos boca
Atrapa ninguna nube de racimos blancos
He intentado hacer un palacio con neuronas sin cemento
Todo el edificio se ha caído en el susurro de la tarde
He puesto la mano en algo
Muchos algo ya a lo largo de décadas
Casi nada ha florecido
Parece que el Buen Dios no le gusten mis rebaños
¿Me ha abandonado el Ser Supremo?
Casi toda el agua que hecho en la vasija se derrama.
Creo que su mano es misericordiosa conmigo
Y contigo.
III, 4.
¿Qué es la conciencia?
¿Qué siente la conciencia?
¿Qué piensa la conciencia?
III, 5.
Tenía la voz como huracán en torbellino
Hueco de cántaro y altisonante de animal herido
Pero sensibilidad de microsegundo
En silencio retomando la paz de nada
Miraba por la ventana el árbol sin hojas.
III, 6.
Quisiste ser poeta
No eras consciente
De que no se puede intentar ser
Sino ser o no ser
Como una tragedia.
III, 7.
Todos queremos que todos los estómagos tengan comida
Todos los cuerpos ropa
Todos los huesos cobijo
Todas las manos trabajo
Todos deseamos esa bandera
¿Pero quién sabe como ascender esa cumbre?
¿Si alguien la conoce nos diga su secreto?
III, 8.
Siento cercano el silencio en el hoyo
De Pessoa, Kafka, Dickinson…
Me siento cercano a su soledad
Pero debo admitir que los dioses
No han coronado mis neuronas
De esa sabiduría genialidad
Solo sentir sus lamentos.
III, 9.
Cada vuelta al sol
Sientes habitar peor
Este planeta.
III, 10.
No puedes entender
A quién sin dejar de esforzarse cada día
El mes siguiente vive peor que el anterior
No puedes comprender a quién sin dejar de sembrar cada día
Cada nueva luna tiene más problemas que la anterior.
III, 11.
Qué pocos te han dado una llamada de lamento
Por duelo y desaparición de este planeta
De un ser tan cercano a ti
Tú cuándo has sabido de alguien de esta clase
Has dado con palabra el “lo siento” y pésame
Porque siempre lo has sentido
Aunque comprendas que es ley de naturaleza
Qué pocos han tocado tu puerta con el lo siento.
No crees haberte portado tú tan mal
Con cientos de personas que se han cruzado con tus ojos
Llevas décadas de casi monje
Solo durmiendo y cumpliendo tus deberes
En la soledad y silencio del desierto de cemento solo
Habrán pasado muchas lunas y muchos duelos
Y si no has dicho que esta voz es tuya
Es porque no has conocido la noticia
Esa es la diferencia entre tú y la mayoría.
III, 12.
Muchos olvidan
Que por muchos obispos que tengas en el lecho de muerte
Y te absuelvan unas mil veces en cinco días
Muchos olvidan
Que efectivamente todos tus errores son perdonados
Muchos olvidan
Que aún les espera
Nos espera la última tentación del Tentador
Que es recordarnos ya sin tapujos
Exagerando y mintiendo y engañando incluso
Lo que hemos hecho y dejado de ser
Con claridad y con exageración muchas realidades
Muchos olvidan lo que antes se decía
Que muchos no seremos capaces de superar esa tentación
La tentación de desesperación
Porque entre lo que nos recuerden de verdad
Y lo que se exagere
¿Cuántos habrá que serán capaces de no caer en angustia última
Desesperación plena y olviden la infinita misericordia perdón
Del Buen Dios?
Si los grandes santos sufren
La mayoría grandes tentaciones en sus minutos y horas últimas
¿Por qué tú vas a ser menos que ellos en comparación?
¿¡O estas palabras son erróneas!?
III, 13.
Vivo en una tierra
Que el deporte nacional
Es envidia y lujuria y codicia avaricia
Unos de una manera y otros de otra
Unos mienten y engañan con unas palabras
Y otros con gestos
Unos porque se dicen ateos agnósticos
Otros porque están los días en servicios religiosos
Se unen tres ogros dragones serpientes
De lujuria codicia envidia
Y matan a millones de bocas almas mentes
Ahora y después del Ahora.
III, 14.
No corriges las palabras frases acentos ritmos
Cómo crees puedes perfeccionar una idea emoción
No tienes la paciencia del repaso perfección.
III, 15.
Se rompe un gran trozo de cuerpo alma
El futuro se rompe a trozos
Pena angustia llena de temores rellenan cerebro
Angustia sobre angustia peinando el momento
Te golpea la vida muerte sin muerte.
III, 16.
Huevo ha nacido roto
Con pájaro de cinco picos
Se ha levantado la tormenta de tristeza.
III, 17.
Se tropieza la boca
Con pared de mármol
Frío y ausente.
III, 18.
Dos horizontes
En el camino
No saber cual pisar.
III, 19.
Aquellos hace unas décadas de lunas resplandecientes de glorias
Laureles abiertos al infinito no olvido de siglos
Hoy sentimos se pierden sus colores en nublados de olvidos
Parecían que eran Virgilios y Homeros sus palabras serían de hierro
Piedra mármol tungsteno carbono más duras eternas que soles
Humildad y modestia el mar está tragando sus nombres imágenes
Se creían inmortales tocados por dioses de genialidad
Atrapa una generación más el amanecer sus nombres se van olvidando.
III, 20.
Sientes una uña
Percibes el color dolor
Modesta parte de tu ser
La miras e intentas comprenderla
Ella te dice: Soy de tu vivencia
Nunca te fijas en mi olvidados fines
También existo en la totalidad de tu mundo.
III, 21.
Superficie blanca
Embarazada de signos
Palabras e imágenes e ideas
Pueden cambiar mundos.
III, 22.
Quise ser famoso por los milenios
Juntando palabras símbolos
Descubriendo otros mundos en éste
Caí en orgullo vanidad soberbia
De intentar pasar al recuerdo de siglos
En hombres y mujeres y niños y ancianas
Algo de mi ser permaneciese en ellos
Caí en el fuego petulancia que no me olvidarán
Empecé mil caminos vocaciones
Buscando laureles de plata
Ahora al lado del calor de noche que llega
La meta fin de mi existir
Comprendo he perseguido nube sueños.
III, 23.
Tanto cultivar el campo de conocimiento cultura
Apenas me ha regalado alegría de aceite pan.
III, 24.
Caballos que destruyen la luna
Huracanes cenicientos de pasiones
Los menos buenos ensucian la sal
Tristeza empaña los menos malos.
III, 25.
Nubes embargadas de tristezas
Bondad se rompe con maldad
Pero el bien nunca muere
Los males se van hundiendo en túmulos.
III, 26.
Dolor de la vida
Vida de dolor.
III, 27.
Desaliento abierto en temblores con racimos en noche
Silenciosos aspavientos de nubes abiertas de melocotones
Cangrejos que recorren bocas cerradas de dientes
Esperas en arco iris subiendo por descendimientos lúgubres
Ansiando atardecer relámpagos ennegrecidos de ojos muertos.
III, 28.
Siempre hay una guerra que te espera
Siempre aunque huyas con vientos de nada
Siempre hay una muerte que te desea
Siempre aunque corras la tuya.
III, 29.
Cae un rincón en un lugar
Mira el tiempo de lo que ha sido
Relámpagos de recuerdos
Tormentas de ser y estar
Dioses nos creemos condenamos
A otros al dolor de décadas.
III, 30.
Se abre el vientre el monte de las células
Aparece un pensamiento que hay que esconder
Rezuman vientos de estercoleros negros
Arrastramos un pozo de obscuridades
Arropamos un pozo de enorme luz
Todo ser tiene que seleccionar su camino
Entre dos puntos que se repelen y atraen
La mano acaricia el aire de la mañana.
III, 31.
Una sala te enseña el ser del estar
Te muestra el estar del ser
El teatro que ocurre en medio
Es cosa de dos mentes o de solo una.
III, 32.
Produces palabras e imágenes y sonidos
Recambios de la pestaña caída en la sombra
Se ha alejado el miércoles de las nubes
Y tú en medio no sabes qué hacer
La sociedad no te da un producir algo
Y te sientas frente a ti mismo
Rodeado de viernes infinitos
Esperas que los sabios de este mundo
Otorguen la dignidad para comprar pan
Con el sudor de tu frente abierta en canal.
III, 33.
Se les llena los dientes y lengua
De discursos de abrir nuevos horizontes
Llegas tú con tu pequeña esperanza
Colección de palabras
Y te niegan pan y sal y tierra para enterrarte.
III, 34.
Para escribir la esencialidad de una imagen concepto
Verso
No necesitas que mil te alaben las florituras de los sonidos
Solo encontrar lo profundo de lo profundo.
III, 35.
“Poesía y poema”:
Uniendo versos que entrelazan esencias
Sumando ecos de lo inconsciente
Lo no conocido se expresa en retablos de matices
No es literatura es ir más allá del nombre
Del hombre o mujer
Más allá de los ojos conceptos imágenes emociones
Unir lo no y lo sí
III, 36.
Pesábamos el espacio
Pesábamos el tiempo
Nos pesábamos a nosotros mismos
No encontramos la esencia del yo.
III, 37.
Nieve que destruye la palabra
Hoy ha sido otro hoy
Nuevo y perdido en el piano de las miradas
Estás
Soportas lo que hoy vendrá
Temor de presente futuro
Han abierto las fauces sandías rellenas de alientos
Han mordido las fauces las tristes realidades.
III, 38.
¿Para qué un verso más?
En un mundo sin empatía profunda
El otro es un objeto para ti
Para la mayoría de ojos el otro es un instrumento de medios
Te han cosificado tantas mañanas
Se han abierto las piedras en sangre.
III, 39.
Teclado de ojos mirando a cuerpos sin cuencas
Retoman vientres abiertos por esperanzas de paraísos
Tierras rellenas de afilados dientes de oro espadas
Con grandes lemas han llenado paredes de barricadas
Millones de manos cortadas en campos con púas
Las grandes ideas acarrean también mares de sangre.
III, 40.
En un rincón metido y escondido miro el aire
Asustado de ser y de estar comparto dolor y nube
Huido de mi mismo y de todos y los otros
Serpiente de temor ata mi alma al momento
Temor de mañana y temor del hoy
En un rincón con sillón te mueres de pena.
III, 41.
No matéis a los dioses buenos y morales y justos
Porque asesinareis grandes zonas del corazón humano.
III, 42.
Cada rostro lleva en su cartografía geografía sus alegrías y penas
Cada uno en sus vivencias historias pasados y presentes
Atan las mieses de lo que pudo ser y no fue
De lo que fue y no deseaste que fuese
Te engañan las palabras propias y de los otros
Y te encuentras con actos y vivencias
Que pesan como montañas en tus frágiles hombros
Hombres encierran a hombres por mil taxonomías
Y tu perdido en este mundo no comprendes nada
Te obscureces en tu esencialidad y accidentalidad
Acabas yendo del trabajo a tu casa
Esperando que la nada o el Todo te rodee pronto.
III, 43.
Dar aliento y esperanza
A los otros ojos
Que sus dientes rezuman sangre y sufrimiento y pena y desaliento
Un verso que tranquilice un alma
Y permita que sonría un día más.
III, 44.
Saboreas un chocolate de cacao en la tarde tranquila como otras
Sentado en silla detrás de una mesa de mármol blanco de siglos
Comprendes y entiendes como han ido pasando generaciones
Civilizaciones y culturas y siempre hay un ser con ojos y labios
Que en un rincón de su pequeña existencia degusta un sorbo.
III, 45.
No sé nada más que juntar palabras
Combinadas con ideas y colores
Solo sé fabricar artilugios de ese tipo
Lo llaman Literatura y Filosofía y Pintura
Solo sé preparar esos platos de todas las maneras y formas
Pero nadie da un dólar por una pequeña ración.
III, 46.
Miro al frente
Y atrás
He fracasado con los ojos
Al crear un mundo de cultura
Ninguna mente
Le gustan mis imágenes y espejos
Del mundo.
III, 47.
No sabes si dentro de dos vueltas de la tierra alrededor del sol
Tendrás metal para cambiar por utensilios e instrumentos para vivir.
III, 48.
¿Para qué la naturaleza te ha dado tanta riqueza cognoscitiva y mental?
¿Si el resto de ojos y bocas y labios no les interesan tus producciones?
¿Para qué la naturaleza te ha otorgado ese hambre infinita de saber?
¿Si el resto de comensales jamás les interesa coger una cucharita de tu comida?
¿Para qué Dios, la naturaleza, la sociedad, el ambiente, tu familia
Te ha hecho diferente de los demás con un ansia enorme de creación
Para que mueras en la tarde de décadas en silencio
Llorando con tus creaciones e investigaciones que a nadie alimentan?
¿Para qué crear seres de ese modo y ese lugar para que sufran setenta años?
III, 49.
Lámpara encendida
Encima de la mesa
Calentando un trozo de silencio
Miras el aire y su espesor
Envuelve tus minutos.
III, 50.
Haces lo que tus deseos te señalan
Bueno o malo o regular
No pisas un templo sagrado
O estás dentro de él todos los días
Pero olvidas el dolor que causas
Tus antiguos traumas rodeados de aire
Pronto ya te enfrentarás al Juicio.
III, 51.
Si tus palabras y pinturas no te dan la gloria en este mundo
Que no te conduzcan a la no gloria en el Otro Mundo.
III, 52.
Días rompen la espalda del sollozo
Argamasa de sarmientos clavados
Corazón de almas hambrientas de Sed
Negrura del alivio amanecer
He oído el susurro de esperanza.
III, 53.
No saber que pasará mañana
Dentro de ciento veinte días
Eternos recodos de pies manos envejecidos
Se han ido alegrías buscando la noche
Los pies y manos y cabeza sin producción.
III, 54.
Una manta de tristeza y temor embarga la mente
Carne y alma unidas buscando rendija de luz
Comen los pensamientos a los mismos pensamientos
Mesa ha caído rota con gafas púrpuras
¿Has reventado tu pasado arando la mar?
Sueños de todos los colores has adornado
Se han visto zozobrar aquellos caminos
Reventadores de racimos verdes y grises ácidos.
III, 55.
Has dejado media vida por hallar un verso perfecto
Ahora tú eres carne y necesita dólares como todos
Aquellos solo buscaron la plata y ahora la tienen
Tú dormido en laureles la gloria eterna cultural
Ahora ni tienes parnasos ni plata
En el hoyo del sufrimiento te mueres en soledad.
III, 56.
No tienes teléfono para llamar a nadie
Se han borrado los números de todos los vientos
Muecas abiertas de luces bohemias relanzando nubles
En el camino trozos de dedos rotos
Ansiaste amistad pero tu cara y lengua
No gustaba a casi nadie
Por mucha moral y respeto que siempre ofrecías
Ni murmuraciones y siempre te silenciabas
Tu piano no desentonara de la media
Has dormido bisiestos a bisiestos en hueco del árbol
El aire y las flores te miran con sonrisa
La naturaleza te consuela de tanto en silencio soledad
El cajón del existir se ha roto en espalda.
III, 57.
Pides poco
Siempre has solicitado poco
Te han dado menos
Casi nada.
III, 58.
Buscas algo nuevo
En tus ojos miradas
Silenciosas de nenúfares sin flor.
III, 59.
Queda la cantidad
Se ha perdido la cualidad
Resta la cualidad
Se ha olvidado la cantidad.
III, 60.
Un buitre en la memoria
Cadáver de recuerdos
Somnolientos de miradas
Han acontecido campanas
Retorcidas sin llaves.
III, 61.
Se han roto las vestiduras del yo
Firmamento con estrellas cayendo al mar
Te has perdido en ti mismo
No encuentras el hilo de Ariadna
Que te conduzca a tu hogar
A ti mismo mirando desde el sillón.
III, 62.
Notas en sus palabras
Alguien que no ha pasado de la adolescencia
Tanto odio e inquina al ser humano
Al otro
Camufle de sonrisas o de dolor
Que pide al destino que no le otorgue un alto cargo
Alta responsabilidad en el futuro.
III, 63.
Superficie blanca y lisa
Mesa de nenúfares y naranjas
Sonríe el alma al oírla.
III, 64.
Nace el diluvio volcán de dentro
Obscuro y blanco
Si no controla su poder
Agrandas lo claro y reduces la sombra
Te comerá y deglutirá
Destruyendo mucho bueno de ti
Y sus olas como seísmo atraparán
A otros ojos inocentes.
III, 65.
Nuestro silencio
Es tu voz.
III, 66.
Sueño de árboles abiertos en canal esperando el firmamento de estrellas
Rodeados de túmulos cabestros encerrados en sistemas de pensares
Laberintos que ansían desvelarse a los ojos de mente de nada.
III, 67.
Poder y deber
Deber y poder.
III, 68.
Canto al ser que respira
No importa el color de ojos y piel y cerebro
Habite en un trozo de tierra o de agua o de mar o de aire
Canto a cualquier boca.
III, 69.
Pude tomar muchos caminos estéticos
Muchas fondas y muchos dilemas
Hice lo que deseé era más verdad y más bondad
He pagado un alto precio de dolor quemado al aire
El tiempo si permanece dirá si tiene algún valor.
III, 70.
No pienso ya solo en mi terruño
Canto a todo ser que bucee en el mito de Europa
Un día seremos un Estado
Todos los colores de sus playas y montañas
Formando una unidad en un horizonte de futuro
Tantos siglos de deseos de una unidad
Tantos milenios esperando ser un Algo Unidos.
III, 71.
Besé miles de páginas con miles de imágenes pinturas
De ambos nació una arquitectura conceptual cultural
Se han roto las mieses de todos y nadas
Ver el silencio abierto en canal estrecho de tarde.
III, 72.
Te encadenan tantos brillantes clavos de blancos cordeles
Ideas aspirando a ser y estar en trozos de pensamientos
Laberintos abiertos de la tarde rezumando fríos escorias
Se han alejado miércoles de estufas abiertas en redobles
Camina la flor perdida en su esencia de ser estar.
III, 73.
Compongo palabras conceptos con aires de nadas y todos
Ya es tiempo de no pensar sentir en laureles parnasos
Solo expresar algo de algo de una mente con una neurona
Besándose los ojos con las vivencias de experiencias
Posibles caminos de ser en los caminos de los otros.
III, 74.
No comprendes imágenes palabras conceptos colores
De estas palabras llenas embarazadas de posibles
Se han roto las luciérnagas en caminos abiertos
Tú no los entiendes pero tu cerebro sí
Hablo a las neuronas inconscientes de tu cabeza
Al consciente ya recibe tantos millones de pasajes
Tiene demasiados emisores solo busco el silencio
De tus labios abiertos en unas gafas preñadas al sol.
III, 75.
El junco cae destrozado por la circunstancia
Aire o hielo o fuego o sequía
Ha destruido un tiempo y un espacio.
III, 76.
Me duelen los escándalos en las altas coronillas de carmesí
Seres de buena voluntad y buena inteligencia y sin hijos legales
Si estos algunos caen en las tentaciones
¿Es que es tan malo el ser humano?
¿Si los buenos tropiezan en tantos árboles con hierros en sus púas?
¡Dios, dios que no saboreo el aire!
III, 77.
Labios que abren esperas esperanzas
Se detienen las pasiones inconfesables de ser
Tentaciones deseos emocionales escondidas
Creáis que todo lo tenías metido en latas controladas
Ahora comprendes que se han muerto tus paredes
Hombre es un volcán magmático de deseos de todo
Lava con agua de hielo el interior que no explote
Te mate tu ser ahora y en flores de eternidad
Creías que todo estaba bajo los diques de racionalidad
La ventana de la moralidad puede hacerse añicos
No desees y no percibas y no pienses
Átate a la cruz madero clavado del Nazareno
Soporta los seísmos de la interioridad
Que desea clavarte el clavo de las pasiones.
III, 78.
Siglos
Malaria
Aire fuego
Viento
Racimos
Uvas negras y blancas
Enrojecen ojos
Estrella amanece.
III, 79.
Nadie enseña verdad con bondad belleza
Pasión de deseos volcán bomba
Cómo poner paredes de moral al río de lava
Fluyente desde el interior
Dormido creías el pájaro de pasión
Entrecortada de voces laberínticas
Décadas has controlado el fluir de todo
Ahora que está muriendo la carne
El espíritu alma lucha en muerte mortal
Para que antiguo asno no mate al ser futuro.
III, 80.
Patata caliente obertura de boca abierta
Esperando deseos imposibles
Imaginaciones olvidas imaginarias de árboles
Con frutos de colores y despertando lo hundido
Comprendes ahora como tantos han caído
En sinfonías de todos los sabores y gustos
Ahora te haces más humano sin piel y con nervios
Te caes del pedestal sin probar nada
Solo sufriendo la tempestad de la irracionalidad imposible.
III, 81.
¡Qué futuro espera a ese ser?
¿Si no estudia y no trabaja la mente?
¿El temor se adueña de tus pensamientos profundos?
¡Pides a Santísima Trinidad que abra su corazón mente!
Día tras día la derrota es tu postre del atardecer
Retomas cada mañana al Nazareno más súplicas
La pena te embarga meses y años y dúos de años
Esperas el día del milagro del cambio de voluntad.
III, 82.
¡Cuánta angustia dolor tristeza pena sufrimiento remordimiento!
Se derraman lunas y lunas sin color
En horizonte.
III, 83.
Gafas abiertas a las estrellas
Rompedoras de cristales
Encontrando hallando el misterio del mundo
Acercas la mano al saber de palabra
Se olvidan los cimientos de las nubes.
III, 84.
No es este poema lo esencial
Es tu mente que se enfrenta con esta montaña
De imágenes palabras conceptos colores
En esa batalla de campanas resuena
Un labio suspiro de ser
Tu interioridad
Ese es el verdadero verso de tu ser.
III, 85.
No temas la censura
Nadie te cortará una palabra o un color
No hay ningún ojo que saboree tus palabras
No tienes ningún ojo que aplauda o lamente o critique.
III, 86.
Coloqué un nombre modesto de paja
Cuadernos
Allí metidos están tantas miradas.
III, 87.
Dolor mal
Qué lugar y flor enseña al mundo
Brillo y bien y bondad es todo
Lo negativo solo es un traspié tentación
Lo inmenso blanco es infinitamente más mejor
Que lo negro punto
Metidos en la piel sobrevaloras lo frío negro obscuro
Pero la Infinidad del Calor Luz Absorbe Todo
Ganará la inmensidad partida del universo
No lo dude tu corazón alma carne.
III, 88.
No sabes si dentro de 120 amaneceres
Si volverás a recibir un salario por tu sudor
O ya en el silencio de esta vida dormirás esperando
Nadie querrá ya tu poco saber
Nadie que tus manos realicen un algo
Que sirva a otros en el silencio anónimo de millones de bocas
Han cruzado los vientos de soles
Tantas piernas cruzaron sus huesos para que cayeses
Para que recordar tantas maldades de infamias de tan pequeños seres
Que pequeñas manos rompieron muchos de tus huesos
Tú no eres perfecto
Pero la buena voluntad y buena intención y buen corazón
Jamás se te ha roto en otros vasos
Pero tanta miseria moral has conocido en tantos ojos
Tantos labios dulces que chorreaban maldad en pequeños borbotones
Han tropezado tu corazón en las púas de otros ojos
Has perdido tantas batallas guerras que no has buscado
Casi siempre has ido a recoger el pan
Y dentro estaba la amargura del fracaso
Había uno más esperando detrás de la puerta para ti
Tanto esfuerzo y semillas se quedaban paralíticas sin agua
No entiendes por qué tanto alejamiento de la sonrisa del éxito
No quieres romper los huesos de nada nadie
Solo deseas que el arado produzca frutos también para tus labios.
El Buen Dios también te ama a ti pequeño lamento
Esa esperanza luz te hace respirar un nuevo minuto.
III, 89.
Quería plantar solo un árbol libro
Con miles de hojas páginas
Miles de Conceptos e imágenes pinturas
Críe un solo árbol
Enorme se convirtió con millones de palabras dibujos
Pero nadie deseaba sentarse a su sombra
Ni que sus frutos le calentasen el estómago
Y el criador del árbol mirando desde lejos
Sentía una enorme tristeza pena desaliento ahogo
Caía doblado por tormentas fuego agua piedra
Miraba desde la tierra de barro agua
La sombra que las hojas tapaban las piedras.
III, 90.
No desees la carne que no te pertenece
Olvida tentaciones y miradas
No desees los huesos que no te ha dado la Providencia
Olvida instintos y libidos y pasiones
No desees los nervios que no te ha dado la historia
Olvida pulsiones y la animalidad de tus cuevas magmáticas.
III, 91.
Un día te pesarán el corazón
Frente a la pluma
¿Y hacía donde rodará el plato?
III, 92.
Te obsesiona en la cabeza
Te martillea por dentro
Creías que habías superado esos laberintos
Te destroza las neuronas
Recuerdos y olvidos se destruyen
Salir a la playa de tranquilidad sosiego sol
Lucha interna de bien y no bien y de mal y no mal
Creías que esas fauces de dientes ladrillos tiburones
Estaban sosegados desde hace bisiestos
Pero las púas detrás de la tarde han caído
No son reales solo pensamientos deseos tentaciones
Te rompen la mirada
Sabes que está detrás el Malo
Conoces ya sus dedos y garras y garfios
Un viejo conocido de tantos recovecos
Ya entiendes algo de sus viajes y sus colores y pecados y pesares
No eres ya el adolescente imberbe sin experiencia solo con ideales
Ahora ya conoces sus engaños vestidos de bienes o temores o males o deseos
Pones tu luz en el Altísimo Crucificado Eterno Dios
Y miras hacia Él para que te caigan sus lágrimas y sangre
Te cure por dentro las neuronas y por fuera de la piel y el exterior de los cabellos
Y esperas
Esperas el próximo dilema tentación
Siempre hay uno
Uno más que te espera detrás de la curva de la tarde puerta
Hasta el último suspiro
Que vendrá en forma de desesperación y escrúpulos
Y tú tendrás que atarte a la Inmaculada que te lleve con su rostro
Al Señor Eterno Inmortal Infinito Santísima Trinidad
Te acoja su misericordia como escudo y tape tus ojos de la caída.
III, 93.
Acoge una mano
A un pie
Y ambos luchan
Por contarse quien es el más esencial
Pero ambos cansados caen cada noche
Siempre amanece una nueva contienda.
III, 94.
Algún día tuvieron buena voluntad
Buenas intenciones y buenas obras
Son altos personajes del misterio
Tienen más inteligencia que la media
Saben más conceptos que la mayoría
Pero han caído en tentaciones de diversos colores
¿Es que los humanes somos tan malos?
Detrás está buscando a quien reventar y deglutir en sus fauces
Recuerdas y entiendes y comprendes
Que no puedes alejarte del árbol de cruz Salvador.
III, 95.
¡¿Qué he sido!?
¡¿Qué seré!?
¡¿Qué he sido hace veinte años!?
¡¿Qué he sido!?
¡¿Qué he sido hace mil años!?
¡¿Qué seré dentro de mil años!?
III, 96.
Se rompe la estructura de la ropa
Aspavientos de carne y sedientos de aire
Rezuma el viento la fragancia de lo que fue
O la negrura del recuerdo
Siempre ha sido el ocaso de un tiempo
No de un ser que admira las estrellas
Cambian las penumbras de las tildes
Te encuentras perdido en ti mismo
Todos son yoes que quieren entrar
En la historia del mundo
Unos con un clavo otros con una madera
Yo también he caído en la avaricia de gloria
Reconozco que ha sido mi soberbia
Décadas he intentado que mi nombre
No se olvide por los tiempos
Avaricia de vanidad de vanidades
Miles de millones de ojos me han precedido
No quedan apellidos solo los ecos de sus actos
Debo volver a comprar la bondad verdad
Y arar cada día mi campo con el bien
Ese es el gran monumento de todo ser
Lo poco que sea bueno en el atasco del existir.
III, 97.
Soñaste que podrías besar la verdad bondad belleza
En el caos de cada día lleno de rutinas irracionales
Con algunos icebergs de racionalidad sensata.
III, 98.
Obscuridad del silencio
Viene el viento y arrastra el temor
Estás en una situación con varias tetralemas
Camino que silencie la pierna o el brazo
Temor ante la salida no verdadera
Penas en el penar diario
Percibir lo evidente y seleccionar lo erróneo.
III, 99.
Intentar poner nombre a lo interior
Cuevas y mares y volcanes y brisas
Ni el que lo arrastra lo conoce
Ni el que lo sufre lo entiende
Somos un misterio para cada uno
La hoja cae y percibimos su vuelo
Pero no captamos los millones
De movimientos de neuronas
Cada parpadear de conciencia
Inconsciencia en laberinto del mundo.
III, 100.
Un movimiento del aire en el interior de la habitación
No ha movido las moléculas externas sino las internas
Rezuma laberintos de gafas y papeles con letras
Algo se ha deslizado en la isla interior de uno mismo
No importa mi yo y si importa mi yo
Todos somos iguales en el noventa por ciento
Con similares alegrías y tristezas y pasiones y codicias
Estar como el árbol existiendo sin preguntarse por qué.
III, 101.
No escribir un poema
Para que tea alaben generaciones futuras
No
Redactarlo para olvidarlo de tu conciencia
Esas imágenes y palabras te dejen dormir esta noche.
III, 102.
Hay cien oídos cerebros labios
Que transportan la gestión de los poemas
Desde hace décadas
Habrán leído y pensado docenas de miles de versos
Si llega mi imagen con palabras y conceptos
A sus cerebros
Y no le dan valor
Debo sentir reconocer sin duda
Que la esencia de mi mirada no es suficiente profunda
Aceptar el veredicto sin lloros
Ni cascadas de lamentos.
III, 103.
Crean rumores
Crean dolores
Son tan lúgubres
Ni valor dan a un pésame
Tan alejados de compasión.
III, 104.
Cayó una semilla al tiempo
Nació una esperanza con cabeza.
III, 105.
Brazo roto se cura con semanas
La herida o falta es perceptible
Roto algún artilugio de la mente
De aliviarse dura meses o lunas
Tantas veces va empeorando
El penar no tiene límite
Rezuman gafas recogiendo gotas.
III, 106.
No ennegrezco esta hoja blanca para ti
Porque no sé si estas uvas llegarán a tus labios
O morirán sin tierra en este cajón electrónico
Tengo miedo del hambre y lleno líneas
Sin ritmo pero con conceptos e imágenes
Para que un comité de sabios de lo último
Acaricie estas palabras en sus neuronas
Abriendo una puerta a un pequeño laurel.
III, 107.
Dicen que hay un lugar sin espacio
Dicen que hay un tiempo sin tiempo
Le llaman eternidad con el Yo soy.
III, 108.
Desearía sentir
Que puedo hablar con el Omnipotente
Que me escucha
Que me alivia corazón
Que me borra mancha
Que me quita dolor profundo.
III, 109.
Están todas las elucubraciones
Qué cardenal se convertirá en blanco
Todas las quinielas abiertas
Mi mente solo desea que sea bondadoso.
III, 110.
A mi edad tantos ya habían conquistado
Cátedras
Imperios
Laureles
Experiencias
A mi edad tantos esfuerzos
No sé si en cien días
Sentenciarán que no necesitan mis manos
Ni mis neuronas.
III, 111. “Ciudad”.
Una hilera de piedras sobre piedras
Dentro corazones sobre corazones.
III, 112.
Se mueve una gota de agua en un torbellino
Se conmueve un torbellino en una gota de agua.
III, 113.
No comprendo nada
No entiendo la vida.
III, 114.
Porque tienen ropa y saben hablar
Se creen superiores a todos los seres vivos
Cuando somos más irracionales que los irracionales.
III, 115.
Después de diez años de aquel instante
Aquí en esta tierra solo quedan huesos
A los cien años solo moléculas de polvo
A los mil años solo vacío de polvo
A los diez milenios aún quedarán ecos
Torbellinos de tus acciones y palabras
En millones de sujetos que nunca sabrán
Quienes realizaron esos gestos.
III, 116.
A ti desconocido que tus ojos observan estas palabras
Solo puedo decirte que deseo tu felicidad
Pero que yo he fracasado en casi todo
Espero que de existir el Buen Dios
Me acoja en su seno y tenga misericordia de mis ojos.
III, 117.
Desearía morir pensando que un ser humano bueno
De verdad bueno sin engaños y sin mentiras
Es mejor que un racional muy sabio o poderoso
Desearía fallecer deseando que un racional santo
Está más elevado en la montaña espiritual
Que otro que haya conquistado imperios de oro o tierras.
III, 118.
El eco resuena en la flor
Mueves los labios
Rezuma canto del silicio.
III, 119.
Miro hacia atrás y siento pena
Miro hacia delante y siento temor.
III, 120.
Tantas veces ver a persona buena es pisada
Tantas a la menos buena donan laureles.
III, 121.
Desearías que el Buen Dios existiese
Y que su mano acariciara tu rostro
Tantos ojos te han despreciado
Que solo deseas que exista Otro Consuelo.
III, 122.
Pierde la razón y las palabras a borbotones hieren el aire
Por mucho que deseas que se sosieguen los labios
Tormentas huracanes de desalientos desesperanzados
Habita el pequeño lugar donde pudieron haber sido felices
Han destruido su pequeña felicidad terrena
Solo sienten que les espera más fusiles de dolores
Si es que no pierden también la alegría de la Gloría
Todo podría haber sido fácil como el agua tranquila
Pero voces de mal horadaron la pequeña casa del amor
Y la rueda del sufrimiento de Gautama continúa.
III, 123.
Inmensa maravilla poseer diez dedos
Atrapan el silencio y el vacío
Inmensa alegría poseer carne y nervios
Adornado con mente y espíritu
Y estar respirando este aire que se abre al Infinito.
III, 124.
No sé lo que soy
Cada voz de palabras
Dicen que soy algo distinto
Perdido en laberintos de los mundos.
III, 125.
Dicen que el Omnipotente existe
Dicen que el Omnisciente habla
Dicen que el Omnisanto te ama.
III, 126.
Me miro al espejo
Y no me reconozco
No encuentro mi yo.
III, 127.
Miran las arrugas y sombras y lo blanco del cabello
Pero el existir te ha desgastado más por dentro
Observan la curvatura de ojos y espalda
Pero el vivir te ha entristecido más el interior.
III, 128.
Tendrás una pequeña alegría
Un pequeño triunfo
Seguro que existe un ser al lado
Que se incomoda por ello
O no es capaz de sonreírte.
III, 129.
Hay tantos poderes en este mundo
Tantos con tantas banderas e ideas
Tantas bocas con cuchillos y sierras
Que es casi imposible solo estar
Solo ser y estar y respirar y morir.
III, 130.
La mente es todo
En la tierra hay muchos caminos de las neuronas
Cada uno recorre unos cuantos de infinitos posibles.
III, 131.
Todos quieren cambiar la Iglesia de Roma
Todos saben el camino para el futuro del espíritu
Todos conocen cual es el cristianismo auténtico profundo
Todos sienten que arrastran con ellos la verdad esencial
Pocos se plantean que solo hay una puerta: bondad gracia.
III, 132.
Buscar una vocación proyecto de existir en algo
Has ido de un árbol a otro jamás dándote fruto ninguno
Te encuentras ahora en el silencio de tu existir
Sin saber lo que has sido y lo que puedes ser
Perdido en los millones de instantes
Cómo mover la rueda del mundo para un futuro.
III, 133.
Se reúnen en una mesa cualesquiera cuatro lenguas ocho orejas
Deciden un rumbo para un mundo
Sin papeles escritos ni firmas solo aire y silencio
Se transforma algo bueno o malo
Nadie jamás sabrá de dónde ha nacido el arbusto orden.
III, 134.
Miraste un hilo de tela flotando en el aire
Cayó de bruces en sentimientos del sillón
Que era una realidad o una fantasía mental
Un arrobo de ser o un estar de una entidad
Todo se ha roto destrozado en los labios.
III, 135.
Pusiste tanto esfuerzo sacrifico
Dejaste tantas opciones y posibilidades
Han pasado tantas lunas, cientos de lunas
Todo se ha roto en una vasija sin agua y sin barro
Pudo haber sido un gran árbol
Nieve y frío han acompañado los labios.
III, 136.
Un soplo de aliento vivo
Tantos arados has cogido tus manos espaldas
En todos has fracasado
El sudor a raudales
Ojos rotos ennegrecidos de dolor y sangre
Por qué ninguna fortuna me ha besado los pies
Casi todo ha sido dolor y pena
Se han roto tantas esperanzas solo en esperas
Y la aguja del pasar de este mundo a Otro
Se va acercando
Cuando oigas la voz del Buen Dios
Solo podrás decirle
He empezado tantas cosas y en todo he fracasado
Acéptame estas manos vacías
No pienses en los planes providentes que tendrías
Para estos ojos y estas manos
Retoma tú el timón y dirígelo con otro a mejor destino
Y permíteme que esté eternamente a tu lado.
III, 137.
A tu edad tantos habían construido grandes glorias hazañas
Cátedras de todo tipo acumulación de poderes y dólares
Púrpuras o mitras o laureles o sabidurías o buenos asientos
Otros llenos de experiencias y placeres
Solo miras lo que pudo ser y solo saboreas el vaso de vinagre.
III, 138.
Dentro de lo dentro
Interior de lo interior
En el círculo de todo
Está un yo
Pero perdido en su laberinto
Esperando en el aire
Suspiro
Una palabra de verdad bondad.
(11 Feb.- 12 marzo 2013 Cr).
[1] - 1ª Edic.: D.l. Cr-360-2015. Título: Epopeya. Poesía. Antología.
- 2ª Edic.: D.l. Cr‑541-2015. Título: Epopeya, XI, XXV, XXVI, XXVII, XXVIII.
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